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b a j o e l m a r

mi anécdota es
jugar a que buceamos
con Anita Laura
en una terraza del barrio de Balvanera
mi tía postiza
toma sol
nosotros tomamos agua de una pileta
estacionada
en el tiempo
vemos peces de colores que no existen
aguantamos la respiración hasta creernos sin
vida
nos tiramos de cabeza pensándonos hondo
nos peleamos, creyendo objetivos
buscamos alguna llave
alguna llave
no hay ninguna llave
tenemos hambre y no comemos

porque bajo el mar
vive sirena eres feliz
mi tía, ella rubia dice
ves ese balcón?

ah
sí?

y qué pensás?
que me gustaría seguir jugando a que esto es

/mejor
que todo lo que está allá fuera y tiene calor


Lucas Lagomarsino

lo que está a punto de
casi
en la lengua pero no
basta
dice que ya no puede
que la sensación aumenta
que las manos se tensan
que los ojos se arrojan
que el cuerpo
no logra contener
más información
la memoria no alcanza
dice y entonces
ya no dice con palabras
porque el cuerpo
en primer lugar
quedó explotado
adentro de sí mismo


Belara Michán

tensión
presencia y ausencia
estar y de repente
no
presentarme
de distintas maneras
otras esquinas
elegir
cómo mostrar, exponer el rostro
la huella
la
introspección abrir
a quien desee
se anime a observar
la mirada (no fija) detenida
yo
sabiendo
que me quedo parada para siempre
que me vas a mirar y qué
vas a pensar?
no importa
eso
sino permanecer
sostenida de un hilo
presente
ausente
tan expuesta


Belara Michán

se esconde siempre
detrás de los vaivenes y olas
el miedo a ser ahogado
y nunca salvarse
del riesgo decidido
de las ganas apasionadas
siempre
si pasa afuera, pasa adentro
como es arriba, es abajo


Lucas Lagomarsino

la sensación térmica
no está por fuera
la sensación cava
más hondo
que el calor que el frío


Belara Michán

U N S I S T E M A
                    D E C R E E N C I A S
                                         F Í S I C A S

ahora que ya no grita
ahora que es
ahora que un bebé nació
ahora que mañana será otro día
ahora que sí
no te importa
ahora que me
nos
ahora que deberíamos, debería
retirarnos
porque allá, allá lejos
se necesita de la proyección de acá, acá
cerca
te repito
esto es
un sistema de creencias físicas


Lucas Lagomarsino

dentro de la simpática escena porteña
un cacho de cielo
una bocanada de aire
nubes que atormentan
y cuerpos que quieren explicar
sus posibilidades dentro de la incapacidad
del espacio y del tiempo


enfrascados en los límites de la velocidad
exterior
diversifican el microcosmos
organizado y caótico
se potencian las alturas
y se esconden las partes


todo es fragmento
de algo más amplio, tan abismal de retener
que se escapa en constante
la variable es
es es es era
un sistema de creencias físicas
dentro de una nueva comunidad
aparte y por fuera
achicada
del fenómeno cultural
que conduce


Lucas Lagomarsino

LA BAILARINA CLÁSICA QUIERE CUMBIA

El cemento, el calor, la cuidad, cumbia, cumbia,
cumbia...
Un cielo, una tormenta, ¿por qué no un cielo
rosa?
Cinco mujeres, calor, miradas... me encantan las
cinco mujeres...
Tomas y Luciana se abrazan... repitan eso por
favor... otra vez...
Otra vez...
Otra vez...


Calor...
 

Gozar como intérprete,
gozar...


Más cumbia, la cumbia fuerte...

Más calor.


Lucas, sos el único que baila cumbia...
Belara, estás hermosa... con ese pelo...
Marcela no sabe seguir una pauta sencilla.


Más calor...


Ocupar el espacio, arriesgarse, persistir, buscar
al otro, buscar al otro,
buscar al otro...
Y persistir...
Todo de celeste o mitad amarillo y mitad rojo.


No, todo rojo, todo rojooo!!


Qué calor...
 

Qué asco, qué olor...
Y su ropa transpirada, ahí, donde ellos bailan...


La bailarina explota, se convierte en monstruo,
Monstruo u oruga...? Porque Celina dijo la
oruga...

Me gusta la oruga...si fuera
una oruga....estaría muriendo?


Por qué se retuerce...? Además es de colores, son
tan lindos los colores...


Qué calor...
 

Un salvavidas, un tutú...
Pero no tengo lugar, no me empujen...no tengo
lugar.


Hacerlo lento, como si me estuvieras
desvistiendo, para el Conde.
Hay que dejar a Astrid sola...Astrid la borracha...
Déjenla más tiempo... Sola...

 

Sigan mirando arriba, aunque la cámara no
esté...

El sauna es hermoso, pero en algún momento
tienen que estar todos...
Un asco... es un asco no?
Y volver a vestirse no tiene sentido...
Volver a vestirse no tiene sentido...
Lucas, vas a bailar la cumbia en calzoncillos.
Además, volver a vestirse no tiene sentido...


Hoy viene Nico, voy a pedirle que saque las
guitarras...
Qué lástima...eran tan lindas las guitarras...
Eran suaves...como un sueño, como el rosa del
salvavidas,
Como Lucas con su muñeca, como Daniela...
Si tenemos bocina, gritos, cumbia, ladridos y a
Bach...
Por qué no las guitarras...?!


Podría haber un banco de suplentes, no?
Claro, como en el futbol...
Y ellos esperan entrar...mientras Luciana grita
para salir...
Sáquenme de acá!!! Ustedes sólo miran...

Ustedes sólo miran...


Miran la cotidianeidad, la cuidad, los cuerpos, el
movimiento,
los objetos, el cielo...
Aquí adentro y allí afuera sólo miran...


Yo quiero entrar...
Quiero entrar y quiero ser, quiero jugar, explorar,
mirar,
tocar, abrazar, empujar, que me alcen como
muñeca,
Que me crean un monstruo o una oruga...
Quiero persistir, penetrar, equivocarme y volverlo
a hacer
Yo quiero entrar, quiero ser, quiero estar...


Marcela Ostapchuk

MAREA DE PERSONAS EN UNA PILETA
VACÍA

La pelopincho está llena.
Adentro no hay agua.
Ellos hacen una danza que consta en hacer
girar y girar sus flotadores,
con forma de patito de plástico amarillo.
Al principio parecen felices,
son como niños.
Se tocan,
se cruzan,
se peinan sus cabelleras largas y brillantes.
Juegan sin saber por qué.


Alrededor, un hombre con muletas rodea la
pelopincho,
junto a un perro callejero que no para de
ladrar.
El hombre podría ser un dios,
o un controlador enfermizo.
No hay agua
Pero ellos no lo tienen en cuenta.
El agua está en los tsunamis,
en la ola que apareció en mis sueños anoche.
Esas olas gigantes que solo aparecen
en el espacio incontrolable
de un mundo a oscuras.
El agua arrastraba casas y miserias.
Con ella, son de papel los autos.
Y son esponjas, los árboles que derriba a su
paso.


Atrás, una proyección plantea un cielo,
completamente azul en sus comienzos.
Se ve pasar el tiempo,
la música es extraña.
Por momentos, una lluvia de relámpagos
abastece la pantalla.
La tormenta
(esa que suele paralizarnos)

y los rayos que caen
profusamente.

 


Pero ellos nunca se inquietan.
Caminan dentro la pileta sin tocarse.


(En un momento, uno de ellos se chocó
contra una mujer.
La mujer lo miró fijamente.
El hombre la tomó por el brazo,
y le tocó la entrepierna.
Ella siguió el ritual,
y danzó con él por un rato
hasta que otros,
en una marea sigilosa,
los fueron separando)


Marea de personas en una pileta vacía:
No saben por qué están ahí.
No pueden controlar sus movimientos.


Cuando suena una intensa música
indefinible,
el dios los mira,
No les permite salir.


Son criaturas en jaulas de aire.

*
Al cielo le agregué un tornado en formación.
Uno de esos que empiezan a ras del suelo,
con apenas una suave nubecita tirabuzón.


Empieza con un silencio profundo.
Después,
unas latitas ruedan por el asfalto.
Unos pájaros negros huyen hacia alguna
parte secreta.

Ozono.
Dos o tres gotas.
Un viento.
Una inmensa nube que gira.
Una sólida formación espesa que cruje.
Y un soltarse.
La nube dragón quiere alimento.


Ahora se escucha una cumbia.
Ellos están bailando sincronizadamente.


Hay como una canción
que se vuelve a perder,
entonces,
intervengo nuevamente el cielo.
Ahora el tornado se diluyó,
y pasan muy despacio unas nubes
que filmé en Santa Clara.
Son nubes de otoño.

Ellos se golpean entre sí.
Chocan en diagonal.
No se soportan.
Hace un calor terrible.
Algunos se abrazan.
Otros se violentan.
Otros se ignoran.
Están todos juntos.
En un mismo infierno.


Primer plano de la operación de un ojo.
Esa costura sutil con un hilo que atraviesa la
córnea.
El ojo es un cuenco extraño.
Es ojo vigila.


Ellos no pueden mirarlo.
Ellos solo se miran a sí mismos.


La pantalla es un trazo alrededor.
Vacíos intermedios.

Autos en una ciudad noctámbula.
Son miles.
Muchas personas caminan y caminan sin
parar.
Ya los perdimos de vista.
La memoria no alcanza.
No es bueno instalarse en el infierno.


Entonces busco la forma de encontrar un
pulso.


Hace años que no lloro.
¿Cómo se puede llorar en una pileta sin agua de
la cual no se puede salir?


Daniela Muttis

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